Tengo 40 años, mi esposa 36, llevamos 12 años de casados y formamos
una pareja muy feliz, nos llevamos muy bien en la cama, pero hace
algunos años empezaron a aparecer bajo nuestras sabanas algunas
fantasías, las primeras inocentes, poco después mucho mas atrevidas.
Estas renovaron en cierta forma nuestra sexualidad, pero poco a poco se
fue despertando en ambos y especialmente en mi, el atrevimiento de
hacerlas realidad.
Una de estas fantasías era unirnos a otra pareja de conocidos y
amigos y verlos haciendo el amor y excitarnos observándonos mutuamente,
eso si, cada uno con su esposa, nada de intercambios, pues
considerábamos que no estábamos lo suficientemente maduros para intentar
algo como eso.
Invitamos a unos amigos de muchos años con los cuales habíamos tocado
este tema como un juego, los cuales tenían la misma inquietud
curiosa-morbosa por el tema, quedamos para un sábado, días después,
dándonos tiempo de dejar a los hijos al cuidado de nuestras familias.
Llego el sábado todo el día experimentamos cierta inquietud
fastidiosa, la mezcla del sentimiento de “estas haciendo algo malo y la
excitación por hacerlo”, la reunión era en una casa prestada de otro
conocido, el cual estaba de viaje y no la usaría todo el fin de semana.
Teníamos planeado llegar a eso de las 6 de la tarde, nosotros llegamos
tarde, quizás a propósito, deseando en el fondo que no estuviera nuestra
pareja invitada allí, todo el viaje la pasamos conversando si nos
atreveríamos o no, y dejando en claro y ante la primera incomodidad
parábamos todo, definitivamente.
Mi esposa se notaba muy incomoda, dándome la sensación de lo que
estábamos haciendo era algo malo, y que lo hacia por complacerme, yo en
realidad me sentía aliviado, pues viéndola así me imagine que no
ocurriría nada.
Al llegar a la casa observe que el auto de mis amigos ya se
encontraba allí, estacione, baje algunos víveres y mi esposa se dirigió a
la casa al entrar salió a saludarnos Jorge, esposo de Mariela. Se
notaba el también bastante incomodo, le pregunte por Mariela, me dijo
que no había llegado aun pues tenia un problema en el trabajo y tenia
que entregar unos informes, ahora suspire muy aliviado pensado que lo
que habíamos planeado se acababa en ese instante y se lo dije, él
también me confeso que era mejor así, por que arriesgar una amistad de
años, me pareció lo mas correcto.
Poco después nos sentábamos ante una mesa con un par de botellas de
vino a bromear de la tontería que habíamos pensados hacer juntos, nos
reíamos sinceramente, tocando el tema que no éramos capaces de
atrevernos a hacer algo tan descabellado, mi esposa se unió poco después
en la sala con nosotros, se había aligerado de la ropa “sexi” que traía
puesta para la aventura y estaba con una falda ligera muy cómoda, se
veía hermosa, un ligero rubor colmaba sus mejillas y se reía con
nosotros, en realidad la pasábamos muy bien contando chistes y
burlándonos de que la esposa de Jorge no llegara, creyendo que se había
acobardado de algo que al final no haríamos.
Jorge se disculpo poco después y fue al sanitario, me quede solo con
mi esposa y en broma le pregunte si quería continuar con el juego, me
contesto que no sabia si se atrevería mientras se levantaba a servirse
una copa del delicioso vino que estaba a unos pasos de nosotros y pude
observar algo raro, en la parte de atrás de su falda, vi que la tela
estaba mojada, me reí al momento y le comente que se había orinado de
miedo, ella se volteo hacia mi y se rio nerviosamente con el rostro
ruborizado, entonces me di cuenta de que eso húmedo no era orina,
tampoco vino, me pare y me acerque a ella, reía nerviosamente, le
pregunte si estaba excitada, me dijo que no, metí la mano bajo su falda y
su calzón estaba completamente mojado, ella chorreaba toda, estaba
excitadísima, nunca la había visto así, me sorprendió, le pregunte si
quería hacerlo y me dijo que no se atrevía.
La bese de arranque y la arrastre hacia el mueble donde poco antes
estábamos sentados, sentía mi sexo duro como piedra, ella me empujo
ligeramente y me dijo al oído que nos fuéramos al cuarto, poco después
estábamos echados en la cama y ella me ayudaba a desabrocharme el
pantalón, aparte su diminuto calzón a un lado y la penetre toda de una
vez, sentí que su cuerpo se retorcía, me clavaba los dedos con furia en
la espalda, yo sentía su vagina tremendamente caliente y húmeda, goteaba
y mojaba toda la cama y me susurraba al oído que no deje de moverme; de
pronto me di cuenta que Jorge estaba parado en la puerta del baño,
habíamos entrado al primer cuarto que encontramos y resulta que era el
suyo, se quedó mirándonos, con unos ojos extraños mezcla de fascinación y
morbo y me pregunto si podía acercarse a nosotros, yo mire a mi esposa,
pude notar en sus ojos, la sorpresa, el deseo, la fascinación del
momento, la lucha entre el NO de esposa fiel y el SI del instinto
animal; solo miramos a Jorge, él se acercó bajándose la pijama que ya
tenia puesta, tenia el arma tremendamente erecta, parece que ya había
estado observándonos, me levante de encima de mi mujer y le saque el
calzón muy lentamente, besando suavemente sus piernas por donde estaba
jalando la prenda intima, sentí que cada beso la hacia estremecerse,
desde la entrepierna hasta los pies; ella miraba hacia Jorge y hacia mi,
se notaba que no sabia que hacer ni como actuar, me eche a su lado y la
empecé a besar en los labios, primero delicadamente y después
furiosamente ella me los succionaba con una fuerza terrible que me
causaba dolor, puede ver que Jorge se acercaba sobre ella y besaba donde
yo había besado pero esta vez de los pies hacia arriba, cada beso de el
le daba hacia que ella soltara gemidos y suspiros, pronto llego a su
entrepierna, la besaba y mordía ligeramente alrededor, jugando con su
pubis suavemente, mi esposa jugaba en mi cuello y en mi oreja y casi a
gritos me dijo que ya no aguantaba, yo miraba sorprendido como las
caricias de Jorge causaban algo tremendo en mi mujer, jamás me imagine
algo así y menos vivirlo estábamos mas allá de nuestras fantasías.
Jorge se detuvo, se levanto, mostro su miembro aun mas duro del cual
caía una delgada línea de liquido viscoso y la penetro, sentí el cuerpo
de mi esposa casi levantarse y levitar sobre la cama, mientras evitaba
ver a Jorge directamente a los ojos y solo me miraba a mi, mientras el
la penetraba una otra vez, veía sus ojos blanquear y sus manos aferrarse
a las sabanas, su voz se había convertido en un murmullo constante de
satisfacción.
De mi parte la sensación era inexplicable, una mezcla de dolor, una
opresión en el pecho, un placer animal, de ver ese cuerpo conocido al
milímetro gozar bajo otro que no era yo, estuve a punto de parar todo
pero no me atreví, la vi endurecerse, tensar todo el cuerpo cuando llego
al momento de la explosión de placer que recorrió todo su cuerpo, con
un grito ahogado por ella misma, vi a Jorge levantarse de ella, ya con
el arma recogida, sudoroso y satisfecho, cuando me di cuenta estaba
parado junto a ellos sin saber que hacer, mi esposa se dio cuenta de mi
confusión, se paro rápidamente, pude ver como los jugos de ambos se
derramaban por entre sus piernas mientras ella las sobaba a propósito y
se acerco a mi, me tomo de la mano y me atrajo hacia ella, como lo haría
con un niño, me echo sobre la cama cogió mi arma y se coloco encima,
fue bajando poco a poco mientras yo sentía ese tremendo calor que se
apoderaba de mi miembro centímetro a centímetro, llego hasta el fondo y
empezó a cabalgar como nunca antes lo había hecho, sentía mi miembro
jalado, aplastado, succionando, mientras se mezclaban en mi cabeza los
acontecimientos sucedidos, sentí que algo se derramaba desde mi cerebro,
que me arrancaban la fuerzo vital, mientras intentaba tocarla con mis
manos y ella no me dejaba con su cabalgata frenética y explote como
nunca había explotado, sentí que se vaciaba mi cuerpo mi alma mis
fuerzas todo mezclado y revuelto, y ella me sintió y se vino dando
gritos de placer, sentía su vulva latir como ti tuviera un corazón, como
si tuviera vida propia, quedo echada encima mío por un buen rato,
escondiendo su cara en mi cuello. Poco después me pregunto si estaba
bien, Jorge ya no estaba en la habitación, se había retirado
discretamente, yo no sabia que decirle a ella y ella fue la que empezó
la conversación, me dijo que se sentía sucia, pero era lo mas animal y
placentero que había tenido nunca, jamás tuvo la intención real de
hacerlo pero que no pudo decir que no, ya no era ella de si misma y me
pidió perdón, le dije que para serle sincero la sensación que tuve fue
la mas desagradable, excitante y placentera que jamás había tenido yo
también, se acerco a mi de nuevo, para ese momento mi miembro ya estaba
excitado de nuevo y le hice el amor lentamente como un prologo tranquilo
a una historia de guerra y violencia, note que ella se vino dos veces
mas, abrazándome y besándome, dormimos como narcotizados, esa noche y
nuestra vida cambio.