viernes, 8 de marzo de 2013

PRIMER TRIO CASUAL

Tengo 40 años, mi esposa 36, llevamos 12 años de casados y formamos una pareja muy feliz, nos llevamos muy bien en la cama, pero hace algunos años empezaron a aparecer bajo nuestras sabanas algunas fantasías, las primeras inocentes, poco después mucho mas atrevidas. Estas renovaron en cierta forma nuestra sexualidad, pero poco a poco se fue despertando en ambos y especialmente en mi, el atrevimiento de hacerlas realidad.
Una de estas fantasías era unirnos a otra pareja de conocidos y amigos y verlos haciendo el amor y excitarnos observándonos mutuamente, eso si, cada uno con su esposa, nada de intercambios, pues considerábamos que no estábamos lo suficientemente maduros para intentar algo como eso.
Invitamos a unos amigos de muchos años con los cuales habíamos tocado este tema como un juego, los cuales tenían la misma inquietud curiosa-morbosa por el tema, quedamos para un sábado, días después, dándonos tiempo de dejar a los hijos al cuidado de nuestras familias.
Llego el sábado todo el día experimentamos cierta inquietud fastidiosa, la mezcla del sentimiento de “estas haciendo algo malo y la excitación por hacerlo”, la reunión era en una casa prestada de otro conocido, el cual estaba de viaje y no la usaría todo el fin de semana. Teníamos planeado llegar a eso de las 6 de la tarde, nosotros llegamos tarde, quizás a propósito, deseando en el fondo que no estuviera nuestra pareja invitada allí, todo el viaje la pasamos conversando si nos atreveríamos o no, y dejando en claro y ante la primera incomodidad parábamos todo, definitivamente.
Mi esposa se notaba muy incomoda, dándome la sensación de lo que estábamos haciendo era algo malo, y que lo hacia por complacerme, yo en realidad me sentía aliviado, pues viéndola así me imagine que no ocurriría nada.
Al llegar a la casa observe que el auto de mis amigos ya se encontraba allí, estacione, baje algunos víveres y mi esposa se dirigió a la casa al entrar salió a saludarnos Jorge, esposo de Mariela. Se notaba el también bastante incomodo, le pregunte por Mariela, me dijo que no había llegado aun pues tenia un problema en el trabajo y tenia que entregar unos informes, ahora suspire muy aliviado pensado que lo que habíamos planeado se acababa en ese instante y se lo dije, él también me confeso que era mejor así, por que arriesgar una amistad de años, me pareció lo mas correcto.
Poco después nos sentábamos ante una mesa con un par de botellas de vino a bromear de la tontería que habíamos pensados hacer juntos, nos reíamos sinceramente, tocando el tema que no éramos capaces de atrevernos a hacer algo tan descabellado, mi esposa se unió poco después en la sala con nosotros, se había aligerado de la ropa “sexi” que traía puesta para la aventura y estaba con una falda ligera muy cómoda, se veía hermosa, un ligero rubor colmaba sus mejillas y se reía con nosotros, en realidad la pasábamos muy bien contando chistes y burlándonos de que la esposa de Jorge no llegara, creyendo que se había acobardado de algo que al final no haríamos.
Jorge se disculpo poco después y fue al sanitario, me quede solo con mi esposa y en broma le pregunte si quería continuar con el juego, me contesto que no sabia si se atrevería mientras se levantaba a servirse una copa del delicioso vino que estaba a unos pasos de nosotros y pude observar algo raro, en la parte de atrás de su falda, vi que la tela estaba mojada, me reí al momento y le comente que se había orinado de miedo, ella se volteo hacia mi y se rio nerviosamente con el rostro ruborizado, entonces me di cuenta de que eso húmedo no era orina, tampoco vino, me pare y me acerque a ella, reía nerviosamente, le pregunte si estaba excitada, me dijo que no, metí la mano bajo su falda y su calzón estaba completamente mojado, ella chorreaba toda, estaba excitadísima, nunca la había visto así, me sorprendió, le pregunte si quería hacerlo y me dijo que no se atrevía.
La bese de arranque y la arrastre hacia el mueble donde poco antes estábamos sentados, sentía mi sexo duro como piedra, ella me empujo ligeramente y me dijo al oído que nos fuéramos al cuarto, poco después estábamos echados en la cama y ella me ayudaba a desabrocharme el pantalón, aparte su diminuto calzón a un lado y la penetre toda de una vez, sentí que su cuerpo se retorcía, me clavaba los dedos con furia en la espalda, yo sentía su vagina tremendamente caliente y húmeda, goteaba y mojaba toda la cama y me susurraba al oído que no deje de moverme; de pronto me di cuenta que Jorge estaba parado en la puerta del baño, habíamos entrado al primer cuarto que encontramos y resulta que era el suyo, se quedó mirándonos, con unos ojos extraños mezcla de fascinación y morbo y me pregunto si podía acercarse a nosotros, yo mire a mi esposa, pude notar en sus ojos, la sorpresa, el deseo, la fascinación del momento, la lucha entre el NO de esposa fiel y el SI del instinto animal; solo miramos a Jorge, él se acercó bajándose la pijama que ya tenia puesta, tenia el arma tremendamente erecta, parece que ya había estado observándonos, me levante de encima de mi mujer y le saque el calzón muy lentamente, besando suavemente sus piernas por donde estaba jalando la prenda intima, sentí que cada beso la hacia estremecerse, desde la entrepierna hasta los pies; ella miraba hacia Jorge y hacia mi, se notaba que no sabia que hacer ni como actuar, me eche a su lado y la empecé a besar en los labios, primero delicadamente y después furiosamente ella me los succionaba con una fuerza terrible que me causaba dolor, puede ver que Jorge se acercaba sobre ella y besaba donde yo había besado pero esta vez de los pies hacia arriba, cada beso de el le daba hacia que ella soltara gemidos y suspiros, pronto llego a su entrepierna, la besaba y mordía ligeramente alrededor, jugando con su pubis suavemente, mi esposa jugaba en mi cuello y en mi oreja y casi a gritos me dijo que ya no aguantaba, yo miraba sorprendido como las caricias de Jorge causaban algo tremendo en mi mujer, jamás me imagine algo así y menos vivirlo estábamos mas allá de nuestras fantasías.
Jorge se detuvo, se levanto, mostro su miembro aun mas duro del cual caía una delgada línea de liquido viscoso y la penetro, sentí el cuerpo de mi esposa casi levantarse y levitar sobre la cama, mientras evitaba ver a Jorge directamente a los ojos y solo me miraba a mi, mientras el la penetraba una otra vez, veía sus ojos blanquear y sus manos aferrarse a las sabanas, su voz se había convertido en un murmullo constante de satisfacción.
De mi parte la sensación era inexplicable, una mezcla de dolor, una opresión en el pecho, un placer animal, de ver ese cuerpo conocido al milímetro gozar bajo otro que no era yo, estuve a punto de parar todo pero no me atreví, la vi endurecerse, tensar todo el cuerpo cuando llego al momento de la explosión de placer que recorrió todo su cuerpo, con un grito ahogado por ella misma, vi a Jorge levantarse de ella, ya con el arma recogida, sudoroso y satisfecho, cuando me di cuenta estaba parado junto a ellos sin saber que hacer, mi esposa se dio cuenta de mi confusión, se paro rápidamente, pude ver como los jugos de ambos se derramaban por entre sus piernas mientras ella las sobaba a propósito y se acerco a mi, me tomo de la mano y me atrajo hacia ella, como lo haría con un niño, me echo sobre la cama cogió mi arma y se coloco encima, fue bajando poco a poco mientras yo sentía ese tremendo calor que se apoderaba de mi miembro centímetro a centímetro, llego hasta el fondo y empezó a cabalgar como nunca antes lo había hecho, sentía mi miembro jalado, aplastado, succionando, mientras se mezclaban en mi cabeza los acontecimientos sucedidos, sentí que algo se derramaba desde mi cerebro, que me arrancaban la fuerzo vital, mientras intentaba tocarla con mis manos y ella no me dejaba con su cabalgata frenética y explote como nunca había explotado, sentí que se vaciaba mi cuerpo mi alma mis fuerzas todo mezclado y revuelto, y ella me sintió y se vino dando gritos de placer, sentía su vulva latir como ti tuviera un corazón, como si tuviera vida propia, quedo echada encima mío por un buen rato, escondiendo su cara en mi cuello. Poco después me pregunto si estaba bien, Jorge ya no estaba en la habitación, se había retirado discretamente, yo no sabia que decirle a ella y ella fue la que empezó la conversación, me dijo que se sentía sucia, pero era lo mas animal y placentero que había tenido nunca, jamás tuvo la intención real de hacerlo pero que no pudo decir que no, ya no era ella de si misma y me pidió perdón, le dije que para serle sincero la sensación que tuve fue la mas desagradable, excitante y placentera que jamás había tenido yo también, se acerco a mi de nuevo, para ese momento mi miembro ya estaba excitado de nuevo y le hice el amor lentamente como un prologo tranquilo a una historia de guerra y violencia, note que ella se vino dos veces mas, abrazándome y besándome, dormimos como narcotizados, esa noche y nuestra vida cambio.