Para ser sincera, a mi
particularmente, no me gustan mucho las reuniones swinger, fui, como la amiga
anterior escribía, por insistencia de mi esposo, ya estábamos aburridos de los
mismo sexualmente, yo tuve un amante anteriormente, con el la pase fenomenal,
pero con el tiempo también se aburrió la relación, cuando descubrimos la onda
swinger nos fue bien, pero al fin no me gustó mucho la cosa.
Todo cambio cuando conocimos a
Arturo y Nenita, ellos también son parte del grupo, participamos juntos y nos
llevamos muy bien, el es alto delgado y Nenita más bien bajita, en las
reuniones la pasábamos requetebién los cuatro y poco a poco mientras la
confianza aumentaba nos atrevíamos a mas, ya éramos una pareja de 4, nos
habíamos pasado nuestros correos y sabíamos la identidad de cada uno, nos
escribíamos y hacíamos bromas, una tarde salimos juntos a bailar a la disco y
después a tomar un caldito de gallina para recuperarnos, estábamos ya bastante
picaditos y de pronto entramos a la conversa de intercambio de parejas, no en
grupo como siempre lo hacíamos si no como parejas por separado, todos nos
pusimos atentos, la propuesta era más de lo que habíamos pensado, bueno por lo
menos de mi parte, si mi marido estaba con otra, yo lo veía y disfrutaba y lo
mismo con el, ¿pero solos?, de todos modos el momento paso y nos despedimos y
cada parejita a su casita.
Al día siguiente, yo ya me había olvidado del
asunto y mi esposo fue el que vino con la pregunta de que me parecía y si me
atrevía a hacer el intercambio, me quede fría, deje que conversara, puse mala
cara, pero en el fondo me gusto el asunto, me atraía Arturo, ya había tenido
sexo con el, pero siempre me incomodaba la cantidad de gente.
Mi esposo continuo insistiendo
toda la semana, hasta que al final le dije que si, después de conversarlo con
Nenita, por supuesto, ella estaba en el mismo tema con Arturo, que no la dejaba
en paz. Nos reunimos una noche a acordar lo que sería nuestra cita de infidelidad
consentida como le llaman, me pareció tremendamente excitante escuchar los
limites supuestos a nuestra manera de actuar que ponían nuestros esposos, hasta
decían que solo podíamos hacer una pose, me quería reír, Nenita y yo solo
asentíamos con la cabeza.
Quedamos en salir el próximo viernes,
a las nueve de la noche y el regreso seria a las 7 de la mañana. El viernes nos
reunimos en un restaurante, yo de verdad me vestí para matar, me puse la mejor
minifalda que tenía, mi esposo quedo asombrado cuando me vio, me dijo que
estaba deslumbrante quiso tirarme en ese momento, pero lo detuve no quería
malograr mi maquillaje, me pregunto si quería todavía hacerlo y le dije que sí,
él también se puso muy guapo.
Llegamos primero, pedimos un poco
de vino, pensamos que Arturo y Nenita se habían echado atrás y justo llegaron
ellos, Nenita también estaba deslumbrante, es bajita pero tiene muy buen cuerpo
y unas tetas muy grandes, que le gustan mucho a mi esposo, el cual se quedó con
la boca abierta, también Arturo al verme, no dejaba de verme las piernas.
Solo tomamos vino, nos despedimos
como habíamos acordado, le pregunte a Arturo que había planeado, me pregunto si
quería ir a bailar, lo cual me encanta, acepte, nos fuimos a la Disco, bailamos
pegaditos, sentía su mazo duro que me rozaba encima de la ropa, yo también
estaba muy excitada, pero más me excitaba que Arturo hacia las cosas lentas,
como si no quisiera hacerlo o como si quisiera más que tener solo sexo, pasarla
bien conmigo, salimos de la disco, nos subimos a su carro y nos fuimos a un pub
o algo así donde ponían música tranquila, pidió una botella de vino y nos
pusimos a tomarla, el vino me chispeo más, Aturo hacia unos chistes que me
hacían reír mucho, estaba encantada, después me tomo de la mano y me caminamos
por la cuadra, donde más allá había un parquecito, nos sentamos a descansar,
estaba oscuro, me beso, sentí de nuevo ese calor entre las piernas, fue bajando
su mano poco a poco hasta llegar a mis piernas, las acaricio poco a poco,
mientras mi concha pedía que la tocara, Arturo me pregunto si todavía quería
hacerlo con él, lo pensé, esto era más que solo sexo, me dio un poco de miedo
pero el pensar que mi esposo estaba con Nenita alejo mis preocupaciones y
culpas, no le respondí, le baje el cierre de la bragueta y se lo saque, estaba
loca, lo único que quería era tenerlo dentro, me subí encima de él levantándome
la mini, apenas lo sentí el me alejo, me dijo que así no, casi lo agarro a
golpes, nunca había estado tan arrecha y nunca nadie me había puesto un freno
tan seco.
Me dijo que no quería hacerlo así,
quería hacerlo en un sitio tranquilo donde lo disfrutáramos ambos, cerca había
un hotel, nos metimos corriendo, entrando al cuarto me metí al baño, diciéndome
a mí misma que me calmara, no quería que Arturo pensaba que era una loca total,
pero estaba tan, pero tan arrecha, no había deseado así a nadie en mucho
tiempo, cuando salí el estaba tapado con una colcha en la cama, desnudo, me
desnude lentamente como el me lo pidió y me metí entre las sabanas.
Me acerque a él, estaba calientito,
sentí tu mazo duro que punteaba mi estómago, mi concha estaba que goteaba,
sentía mis piernas totalmente mojadas, me beso, despacio, se colocó encima mío
y siguió besándome yo baje mis manos y agarre su mazo y me lo coloque, jugué un
poco con su cabezota en mis labios de abajo, cuando ya no aguante más le pedí
que lo metiera, le rogué, ya no aguantaba más, entro con suma facilidad y
placer, estaba mojadita, lo sentí hasta la garganta lo abrace fuerte, un par de
empujadas y estábamos viniéndonos los dos, fue delicioso, me dejo llenecita de
leche, descansamos unos minutos, me daba vergüenza decirle que deseaba que me
clave más, pero se lo dije, hicimos de todo, goce como una loca, perrito,
piernas al hombro, cabalgué mi potro salvaje, no sé cuántas veces, me alocaba
sentir su cosa adentro que se movía y movía, y me golpeaba hasta el fondo, más
tarde, acabado nuestro maratón de sexo conversamos acerca de que íbamos a decir
a nuestros esposos y quedamos en decirles que como había sido el arreglo, solo
lo habíamos hecho una vez y de forma normal.
Cuando llegue a casa ya mi esposo
estaba allí, no me pregunto nada, lo cual me dio cargo de conciencia imaginando
que a él no le había ido bien, más tarde converse con Arturo, que me dijo que
tampoco había tocado mucho el tema con Nenita, nos sentimos de verdad muy mal,
poco después tuve sexo con mi esposo y me sorprendí de la energía que tenía,
parecía renovado, me hizo disfrutar mucho también, él sabe cómo hacerme el
amor, sabe cómo hacer para hacerme gozar, pero de todos modos no me aguante y
busque pretexto para salir con Arturo otra vez, a escondidas, lo disfrutamos,
pero el cargo de conciencia seguía, quiero a mi esposo, pero me gusta hacer el
amor con el y con Arturo, me preguntaba si sería una enferma, un día ya no
aguante esto de las escondidas y se lo dije a mi esposo, pero el también había
seguido saliendo con Nenita, me estaba sintiendo mal por gusto, nos reunimos
los cuatro y conversamos como adultos del tema y ahora…, como dije líneas más arriba somos una pareja
de cuatro y me siento muy bien, definitivamente la mujer no es monógama, no
creo que el hombre lo sea, me encanta esa cambio, el tener sexo con dos
personas diferentes, a Nenita la gusta hacerlo a veces con los dos a la vez,
pero eso no es lo mío, soy más recatada.
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